jueves, 8 de marzo de 2012

Soul Pieces of a Puzzle


Al principio de los tiempos las almas se subdividieron y empezaron a ocupar cuerpos. Estamos destinados a encontrarnos durante nuestra vida con esas piezas que hacen parte del mismo rompecabezas al que pertenece nuestra alma.

Desde el principio tuve la certeza de porque la vida te había puesto en mi camino, pero también sabia que venias para no quedarte.

La vida nos sorprende en momentos críticos y cruciales con situaciones llenas de coincidencia, sincronía y una pizca de melancolía. Hemos salido a buscar algo, lo hayamos y lo debemos dejar ir.

No importa cuánto tiempo paso, no importa que tanto de conocí; un momento bien vivido vale más que una vida sentado a la espera de que las oportunidades lleguen sin salir a buscarlas.

No soy quien para responder tus preguntas, mucho menos para asegurarte que eres una pieza del mismo rompecabezas al que pertenece mi alma, pero puedo ver el brillo de tus ojos, el punto brillando al lado de tu hombro derecho. Eso me basta, me basta para saber que después de mi ardua búsqueda te he encontrado.

El camino es largo, aun queda mucho por andar. Después de este adiós los senderos se abren, el sol continua brillando en el cielo y la primavera está por llegar. Seguiré mi búsqueda, sin saber si algún día te volveré a encontrar, no sin antes despedirme con una sonrisa en el rostro y el alma preparada para seguir buscando piezas de este rompecabezas.

La vida dispondrá de nosotros, de nuestros caminos, de nuestros corazones y de nuestro andar. Tal vez te encuentre en este tiempo, tal vez en otro tiempo, tal vez mañana, tal vez nunca.