viernes, 12 de julio de 2013

No me hables de amor


Háblame de los atardeceres eternos en Madrid, de Roma, de París  de los amores de Campamento, de los viajes ficticios a Japón. Háblame de caminar tomados de la mano por el centro como si pareciéramos novios sin serlo. Háblame del sabor de tus labios, del olor de mi pelo, de nuestras bocas bañadas en cerveza. Háblame de tus sueños, de noches juntos que no pasaremos, de una estrella que brilla en el cielo y es testigo de esto. Hablemos de los limites que no seremos capaces de mantener y de que esto jamás funcionaria. Háblame de tu vida sin mí e inventa una vida mía sin ti. Hablemos de las mil y un razones por las cuales está pasando esto, como si todo tuviera un orden en medio del caos que enfrentamos. Háblame de los silencios que tanto nos gustan, que usamos para pensar en que no queremos que esto acabe. Dime que pensabas en mí, cuando en realidad la idea de la despedida te martilla la cabeza. Háblame en silencio con tu sonrisa, déjame acariciar tu nariz perfecta, juguemos al cíclope. Cuéntame como harás que tu cerebro se olvide de mi durante un año y medio exacto y como luego le darás la instrucción de que yo le vuelva a gustar; porque a lo mejor para ese entonces podamos encontrarnos en algún lugar donde pondremos un candado en un puente, como enamorados de cuento. Háblame de estatuas que se abrazan en la calle, de habitaciones en las que dormiremos en el palacio real, de abrazos eternos.  Háblame del sol, háblame de la luna, háblame de cada cosa que recordaras y de cada lugar que odiaras cuando visites y yo no este ahí. Háblame de las conversaciones eternas, de los amaneceres y de las largas noches. Háblame del desequilibrio que nos equilibra, de los días felices, de la compañía, de tenerte cerca y no querer que te marches. Háblame de jugar con fuego y quemarse. Háblame de resignarse porque ya no hay nada que hacer y es imposible dejar de sentir. Háblame de cosas que dijimos que jamás haríamos y al final terminamos de cabeza haciéndolas. Háblame de las horas eternas a tu lado viendo el cielo entre las hojas de los arboles con tu cabeza al lado de la mía. Háblame de las promesas que no cumpliremos, de las cosas que hubiéramos podido hacer juntos y del tiempo que paso en un abrir y cerrar de ojos. No me hables de amor, porque si me hablas de amor a lo mejor te enamoras, no me hables de amor porque yo me enamoro, no me hables de amor porque yo me debo ir, no me hables de amor porque a lo mejor terminamos en esto tu y yo… Háblame de todas esas cosas, pero no me hables de amor porque ya es tarde, ya no es necesario hablarlo porque tus ojos me dicen lo que tu corazón siente y yo no puedo parar de decirte cuanto te quiero…

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