domingo, 1 de noviembre de 2009

La felicidad me invade poco a poco, no sé a qué horas paso todo esto. En mi mente pasan las imágenes de lo que está pasando y lo que va a pasar. Ahora me veo hace un tiempo atrás, sentada en aquel sofá; lejos, muy lejos de mi casa, pensando en que iba a hacer ahora que de nuevo cambiaba todo de un momento a otro. Después de revisar esa escena y de entender por qué había tomado esa decisión correcta, siento como todo se aliviana, me quito un beso de encima. Ahora se como guiarme por las señales que la vida me da, seguirlas y entenderlas sin importar lo que pase después. La felicidad me invade, me pasa de la cabeza a los pies.



Las cosas salen si uno se lo propone. No se trata de encontrar las oportunidades por el camino, se trata más bien, de salir en busca de ellas, encontrarlas, caminar, correr tras ellas si es necesario. Las cosas están ahí, esperando a ser buscadas, encontradas, utilizadas. Porque estar esperando a que todo se dé?. Porque no caminar hacia el objetivo? Obviamente todo esto requiere de un poco de actitud, de confiar en la vida y estar seguro de que con esfuerzo se puede lograr cualquier cosa.



Una sonrisa basta para convencerse a uno mismo o a cualquiera de que somos capaces de hacer lo que nos proponemos. No es que esto no requiera un tiempo o un espacio, pues evidentemente no se dará en cualquier momento, pero para esto están las señales que la vida nos pone al andar. Bastaría con renunciar a todo, con ser uno más de aquellos que pasan desapercibidos, bastaría con no hacer sacrificios y no esforzarse, podríamos quedarnos esperando y mirando al horizonte a ver si algún día llega el éxito, o el amor, o los amigos, o si los sueños se convierten en realidad. Bastaría, bastaría con eso…pero es realmente suficiente, apasionada, y llenadora una vida así?

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