Ahí iban mis baletas, caminando por la acera. La parte de mi piel que quedaba a la vista evidentemente estaba un poco más oscura que esta mañana que salí de casa; en esta ciudad la polución no es gratis!
Me muevo lentamente sintiendo el peso del sacrificio en la mano derecha, de repente me canso y lo paso a la izquierda. Ando meditabunda, con la mente un poco lejos de aquí. Pensando en mi inusual actitud neutral frente a la vida.
Ahora escucho el ruido de las maquinas que perturban mi historia. Ese es el ritmo de esta ciudad, de esta ciudad de nadie. Ahí está la vos de la experiencia, en el café de la ciudad, mirando hacia los secos cerros donde se perfilan las siluetas de dos centros turísticos. El calor es abrumador, ha dejado de llover en este lugar.
Arranco la marcha, una vez más y veo aquel hombre al otro lado de la calle. El letrero de PARE que le da el poder y la fuerza de parar hasta la más fuerte de las maquinas. Su tez es un poco más oscura que hace unos días, puede ser el sol, puede ser el humo.
Continúo atiborrada de pensamientos cruzando la peligrosa avenida. Mi mente no para de procesar información. Conveniencia o inconveniencia?, aquí es cuando uno mide el peso de las decisiones, pero esta neutralidad me paraliza ante cualquier cosa, es un estado tan estancado que no puedo ni saber que quiero.
Sigo cruzando, y mi mente reconoce una cara conocida que va del lado contrario. No importa! sigo derecho intentando esquivar los buses y busetas que vienen andando por la congestionada calle. Y pasan por mi lado los personajes de esta ciudad, esta ciudad de nadie.
Ahora comienzo a cuestionarme que es de uno y que no es de uno. Ni esta ni ninguna ciudad es de nadie, solo somos los personajes que cuentan sus historias allí, incluso neutras historias como esta, sin comienzo o final.
Un minuto de alguien en una ciudad sin dueño. Y mi vida neutra, que pasa por ahí, buscando una breve explicación a este placentero, pero desesperante sentimiento de simpleza que no permite ni el más mínimo nivel de excitación en una papila gustativa cuando un sabor acido o dulce entra en contacto con ella.
Hoy, y en general todos los días de la vida, no todo es bueno o malo, no todo es negro o blanco, simplemente todo esta gris, tan gris como la polución de esta ciudad de nadie….
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